Cae la tarde en la Vega del Guadalquivir, el sol
amarillea, sus rayos transpasan el aire denso del verano que se avecina. La
melancolia, el recuerdo, el amor, la nostalgia... La culminación de una obra próxima a hacerse realidad y otra vez en camino,
esta vez junto a la Rinconada, en la Hacienda Majaloba, un lugar que por
cercano se pierde a la orilla del río, rodeado de naranjos, albahacas y flores
de azahar. De puro blanco las paredes del cortijo y justo cuando el sol cae por
encima de la torre alta en la esquina de la casona, allí mismo nos encontramos, invitados de excepción a descubrir el
hermoso lugar donde días después tendría lugar la celebración de la boda de
Cristina y Humberto.
Descubrir Majaloba de la mano de ellos sólo fue la primera de las experiencias que nos depararía esta amistad
que se empezó a gestar hace casi un año ya.
Pasa el tiempo, parece que fue ayer, quizás antes…
recuerdos de aquella tarde tranquila, de luz detenida junto a los arneses y
carruajes acharolados que se adivinan tras el portón abierto en la pared por
donde sube la madreselva, esperando con la mayor de las ilusiones la pronta
llegada de todos los invitados a la celebración.
Gracias por esos momentos únicos. Esperamos que os
guste mientras llega el album de vuestra boda.
Millones de gracias a todas esas parejas que como ellos han
confiado en nosotros para contar sus historias.
Gracias.