Muchas
veces escucho a compañeros fotógrafos hablar de lo bien que hacemos las cosas,
de las buenas imágenes que hemos tomado o tenemos previsto tomar, de la
tecnología, de la luz, de los horarios y de los honorarios, de quién está
actualmente en el candelero de la fotografía y cosas así, pero raras veces he
tenido la oportunidad de leer o escuchar de un fotógrafo algo relacionado con la
intimidad de las bodas, con el amor, con la forma de darse o que me comentara una
experiencia entrañable o algo realmente importante y conmovedor del día de la
boda.
Resulta
que normalmente parece que el fotógrafo es como si estuviera ausente, como si
pasara por allí para hacer un par de fotos y largarse y los novios muchas veces
no aprovechan el verdadero potencial de la persona que más tiempo pasará junto
a ellos en el día más importante.
El profesional
de la fotografía está entrenado para elevar a la máxima expresión el matiz que
casi todos obvian y que no es otro que poner en valor vuestra imagen, lo que queréis
contarle al mundo y a los que os precederán. Es el encargado, el altavoz de
vuestro amor y es el primer interesado en que todo luzca y sea realmente como
queréis… un cuento de hadas.
En estos
tiempos tan rápidos, los novios se ven envueltos en una borágine de
actividades, de cumplidos, de propuestas, de decisiones, es una mayoría de edad
acelerada, es un querer y no poder, una realidad estresante, una situación
difícil y sin fin hasta la llegada al estudio del fotógrafo; se derriten en el
sillón viendo imágenes hermosas y se ven transportados a un mundo mágico y maravilloso
que quieren para sí…. cuando, nada más salir por la puerta del estudio
nuevamente, el sonido del móvil les recuerda que tienen que seguir repartiendo
las invitaciones y que la prima de Holanda no vendrá.
Pero la
semilla está plantada. Aquí comienza el trabajo de la trastienda fotográfica,
la misión de hacer realidad el cuento de hadas, localizar para las fotos en
exteriores, preparar el equipo, concretar horarios y transportes, los nervios…
los fotógrafos también pasamos nervios. Y todo con un único fin, hacer de la
boda y reflejar en fotografías el día más hermoso que podáis imaginar.
Queremos
que busquéis, que miréis, tenéis a vuestra disposición cientos de formas de
valorar el trabajo del fotógrafo profesional; el boca a boca, los estudios
fotográficos, el escaparate, las revistas, internet, los blogs, facebook… y no
sirve ya excusarse con la falta de tiempo, con el precio o con el compromiso de
algún familiar para conformar la elección equivocada.
Es una
decisión importante. Necesitamos parar y tomarnos el tiempo necesario para
descubrir un mundo maravilloso que siempre ha estado a vuestra disposición.
Necesitamos conexión, afinidad y confianza para contar con la persona adecuada,
la que más tiempo pasará junto a nosotros y la que verá vuestra boda con los
ojos con los que queréis que os mire el mundo a vuestro alrededor; al fin y al
cabo, cuando todo pase, sólo quedarán las fotos, lo que ellas nos quieran contar y la experiencia mágica de
haber tenido a vuestro lado los mejores cómplices de vuestra felicidad.