miércoles

Trabajando con el Canon 85mm f1.2L II USM


No suelo prodigarme mucho en escribir sobre análisis y test de aparatos tecnológicos relacionados con la fotografía, pero creo que es justo dedicar un poco de tiempo a analizar algunas herramientas con las que habitualmente trabajamos y también poder, con nuestras opiniones, sacar de dudas a muchos compañeros que seguro, al igual que nosotros en su día, buscamos información, consejos o ayuda a la hora de decidirnos a comprar un producto concreto y que por su elevado coste o prestaciones, tuvimos que adentrarnos en el mundo de los “betatester” o leer todo lo que caía en nuestras manos sobre la herramienta en cuestión a fin de poder justificar su precio y prestaciones.

Está claro que no recibo ninguna compensación por parte de ninguna marca comercial pero creo que es justo agradecer a las distintas compañías el esfuerzo que hacen por poner en nuestras manos este tipo de herramientas maravillosas y el trabajo de sus ingenieros por desarrollar tecnologías cada vez más increíbles.

Tampoco soy un erudito de la tecnología en general o de la fotografía en particular, simplemente quiero compartir con vosotros algunas conclusiones y mi experiencia con uno de los mejores objetivos que ha dado la industria fotográfica, sobre su uso y sobre sus resultados, sin entrar demasiado en analizar la técnica para su desarrollo o sus componentes, sino centrándome, más bien, en su utilización casi a diario como fotógrafo social.

El objetivo sobre el quiero hablar es el 85mm f1.2L II USM de Canon.

Si, a mí también me costó decidirme por el y mucho más cuando supe de su precio y de la relativa falta de información que existe en la red. Y digo relativa porque casi todos los estudios y test que encontré estaban desarrollados en términos que para un fotógrafo de emociones son secundarios y que no eran otros que toda la tecnología que incorporaba, el tipo de enfoque, los cristales que lleva, el motor ultrasónico, los recubrimientos de las lentes y excesivos temas técnicos que no llevan más que a comparar en términos numéricos a unos objetivos con otros pero que poco aportan en el campo de batalla del día a día, tanto en el estudio de fotografía como en las sesiones en exteriores con modelos, en las bodas o en los distintos reportajes y situaciones que nos encontramos a diario.

Otras valoraciones se hacían sólo con primeras impresiones de usuarios que lo habían adquirido pero que no tenían ni la pericia ni la experiencias suficientes para valorar una lente de estas características y hoy, tras más de un año de utilización casi a diario, me considero en disposición de poder ofrecer una valoración comprometida con uno de los mejores objetivos que se hayan puesto a disposición de los fotógrafos profesionales.


¿Objetivo para Bodas?

Con este título quiero llamar la atención sobre su utilización en las Bodas. No creo realmente que sea el objetivo más adecuado para llevar a un reportaje de bodas, aunque dependiendo del tipo de fotografía que realicemos nos vendrá bien utilizarlo o no. Es decir, según si nuestra fotografía es un poco más posada, como la que de maestros como Jerry Ghionis, Jim Garner o Bambi Cantrell o si tendemos más al fotoperiodismo documentalista, como Sean Flannigan, Ed Peers o Jonas Peterson.

Y esto es clave porque debido a la cantidad de cristales que contiene al motor ultrasónico le cuesta un poco enfocar o más que enfocar, le cuesta mover tan pesados cristales y llegar a tiempo al objeto de enfoque si este se encuentra continuamente en movimiento y a distintas distancias focales... Me explicaré: Si el objeto a fotografiar no cambia rápidamente de lugar, si tenemos controlada la toma, la pose, la luz y todos los factores que influyen en la imagen final –una foto más posada- realmente esta lentitud a la hora de mover los cristales prácticamente no nos va a molestar ni impedirá realizar un buen trabajo, pero si por el contrario dependemos de los cambios constantes de posición del sujeto y de la rapidez del disparo en circunstancias cambiantes -una foto más espontánea- no es nuestro objetivo, sobre todo si realizamos un trabajo documentalista de bodas ya que debido a esa lentitud al mover las lentes muchas imágenes se nos escaparán y nuestro ojo funcionará muchísimo más rápido que el motor USM. Claro que si en la media está la virtud, quizás también me parezca demasiado precipitado descartarlo por completo para una boda y más bien apuesto por una mayor familiarización e intentar realizar con él un trabajo previo más a fondo si lo vamos a utilizar para estos menesteres y quiero decir con eso que si bien sabemos que el objetivo es lento, y lo sabemos, nada nos impide dentro de nuestra experiencia, adelantarnos al momento del disparo e incluso predecir su comportamiento y tenerlo a punto llegadas estas situaciones en las que sea necesaria una determinada rapidez y fluidez de disparo.




Falta de nitidez

El asunto de la nitidez en fotografía actualmente está claro que es un factor a tener en cuenta y muchos compañeros se empeñan en justificar según qué equipos tengan y qué marca utilicen.

Después de años fotografiando y utilizando la última tecnología a nuestra disposición, una cosa está clarísima, aún no se ha inventado una máquina de fotos o un objetivo que enfoque en las cuatro esquinas del sensor y a partir de aquí todo lo que se escriba sobre el enfoque habrá de tenerse como mucho entrecomillado y no tomarlo al pie de la letra, máxime cuando este mismo objetivo utilizado en la Canon 1DX o en la Canon MarkII o III tienen distinto comportamiento al enfoque, al mismo sujeto e incluso, en función del tipo de ajustes que tengamos en cámara, este mismo enfoque será más o menos selectivo o más o menos nítido.

Creo que es un factor que no debe ser definitivo a la hora de la elección de un objetivo teniendo en cuenta también que contamos con software que nos permite ajustar estos parámetros. Con ello no quiero decir que el objetivo sobre el que escribo no sea nítido, sino que con este título quiero llamar la atención sobre un aspecto variable en función de la toma, la luz o el software o el hardware de soporte que utilicemos. Me refiero a que en líneas generales el objetivo es francamente nítido, pero también a veces se emborracha y no comprendemos a acertar porqué se comportó así; es como un adolescente en plena ebullición, capaz de lo mejor y lo peor, pero en la mayoría de los casos capaz de lo mejor.

Como ya he anotado en distintas ocasiones en este artículo, sin duda, la experiencia en su utilización es un factor determinante a la hora de sacar conclusiones sobre su uso y es que después de más de un año con él, creo que aún me quedan muchas cosas por descubrir de este objetivo.

En la red existen infinidad de test realizados y comparándolo constantemente con otras lentes como los que nos encontramos en las páginas de Fred Miranda, en Canonistas….etc., pero ciertamente a mí me resultaron faltos de experiencia profesional por cuanto ahondan en sus características técnicas, en los grados de nitidez y cosas así e incluso en comparaciones insulsas de imágenes tomadas con él en contraposición con otras imágenes tomadas con otro objetivo que nunca me aportaron nada, incluyendo conclusiones ambiguas y sin precisar datos sobre la verdadera experiencia en su utilización.

Al final se convirtió en una decisión visceral que salió bien y de la cual me siento más que agradecido.


Bokeh…. bo qué????

Conozco a muchos compañeros fotógrafos que se pirran por esto del bokeh de los objetivos… si, eso de ampliar una foto hasta el infinito y comprobar lo “redonditas” que quedan las luces al fondo de la imagen en función del efecto que provocan las aspas del diafragma de los objetivos. A eso, al parecer, lo llaman bokeh y de este objetivo en concreto comentan que tiene “un bokeh muy cremoso”…. no se pude ser más friki….

A mí me cuesta llamarlo así y simplemente me refiero a esto como efecto 3D, algo parecido al que provocan las cámaras de filmación en cine. Creo que esa sensación de profundidad es la verdadera sensación que producen estas grandes aberturas que llegan a f1.2 en las imágenes que tomamos con este objetivo.

Trabajar con él a f1.2 es como trabajar con un purasangre sin domesticar. Muchas veces reacciona de forma increíble y casi no puedes explicar verdaderamente con palabras el placer que significa contemplar una fotografía tomada a esa abertura y, otras veces, es una locura total, se desboca y cuesta domesticarlo pero es seguro que acabas sometiéndolo, sólo es cuestión de tiempo.

Sí, ese efecto cine, el efecto 3D o su bokeh son simplemente de lo mejor que conozco en fotografía. No hay nada más que decir…


No es tan caro como parece

Todo esto del precio es relativo claro, y más viendo como está el panorama nacional con la crisis y el valor que tuvieron según que cosas que compramos hace algunos años y el valor que actualmente tienen, pero está claro que en el tema de la tecnología todo está muchísimo más globalizado que por ejemplo en la construcción y aunque la economía aquí en España no es la misma que en EEUU, el objetivo cuesta prácticamente lo mismo…. si, sí, ya se que las comparaciones son odiosas pero es lo que tiene trabajar con tecnología globalizada.

Su coste aproximado de 2.000€ da para mucho que pensar. ¿Realmente vale lo que cuesta? ¿Se trata de una buena inversión?..... simplemente mi respuesta a estas preguntas y a todas las que se nos puedan ocurrir relacionadas con su precio es que sí. Realmente vale lo que cuesta, aunque a primera vista no dé esa sensación y en función de las primeras fotos que tomemos con él nos haga pensar que quizás debimos elegir mejor.

Está claro que una marca como Canon tiene un margen mínimo de error y bajo ningún concepto pueden tenerse en cuenta las comparaciones que se suelen hacer con su hermano menor el 85mm f1.8…. que hasta pienso que no es ni primo siquiera.

Sabemos que una tecnología de estas características hay que pagarla, está claro que su amortización no será rápida, pero el placer que produce admirar imágenes tomadas con este objetivo pronto nos hará olvidar lo que costó y hará que nos centremos en lo que más nos gusta, hacer fotografías.




Conclusión


Si has llegado hasta aquí leyendo este artículo seguro que te interesa este objetivo y llevas algún tiempo intentando encontrar una buena excusa para comprarlo.

Sí, de verdad… es costoso, es lento, pesado, el parasol no viene bien terminado en su interior… claro busquémosle todas las pegas que queramos, pero todo quedará en un segundo plano cuando de verdad empecemos a sacarle provecho, cuando lo comprendamos y seamos capaces de sacar todo el potencial que lleva dentro.

Conocí a compañeros que lo tuvieron en venta y que en el último minuto la anularon, quizás porque creyeron que dándole algún tiempo de más acabarían amándolo y no se equivocaron. Con el ritmo que llevamos actualmente, sé que algunas veces, muchas veces, somos demasiado impacientes y como los buenos jamones o los mejores vinos, hay cosas que necesitan su tiempo para madurar y este objetivo es una de ellas.

Como comenté al inicio del artículo, no recibo nada de ninguna marca comercial pero siempre me pareció justo invertir un poco de tiempo en agradecer que haya gente que piense en las necesidades reales de los fotógrafos profesionales que trabajamos en un estudio realizando retratos o haciendo reportajes de bodas y pongan a nuestra disposición este tipo de objetivos simplemente geniales y que no pretendían, como otros productos, hacernos la vida más fácil, sino obligarnos verdaderamente a ser más y mejores profesionales que nunca y saber entender el verdadero valor del esfuerzo y la constancia por obtener los mejores resultados.

Sinceramente merece la pena llevarlo en nuestra maleta.