No suelo prodigarme mucho
en escribir sobre análisis y test de aparatos tecnológicos relacionados con la
fotografía, pero creo que es justo dedicar un poco de tiempo a analizar algunas
herramientas con las que habitualmente trabajamos y también poder, con nuestras
opiniones, sacar de dudas a muchos compañeros que seguro, al igual que nosotros
en su día, buscamos información, consejos o ayuda a la hora de decidirnos a
comprar un producto concreto y que por su elevado coste o prestaciones, tuvimos
que adentrarnos en el mundo de los “betatester” o leer todo lo que caía en
nuestras manos sobre la herramienta en cuestión a fin de poder justificar su
precio y prestaciones.
Está claro que no recibo
ninguna compensación por parte de ninguna marca comercial pero creo que es
justo agradecer a las distintas compañías el esfuerzo que hacen por poner en
nuestras manos este tipo de herramientas maravillosas y el trabajo de sus
ingenieros por desarrollar tecnologías cada vez más increíbles.
Tampoco soy un erudito de
la tecnología en general o de la fotografía en particular, simplemente quiero
compartir con vosotros algunas conclusiones y mi experiencia con uno de los
mejores objetivos que ha dado la industria fotográfica, sobre su uso y sobre sus
resultados, sin entrar demasiado en analizar la técnica para su desarrollo o
sus componentes, sino centrándome, más bien, en su utilización casi a diario
como fotógrafo social.
El objetivo sobre el
quiero hablar es el 85mm f1.2L II USM de Canon.
Si, a mí también me costó
decidirme por el y mucho más cuando supe de su precio y de la relativa falta de
información que existe en la red. Y digo relativa porque casi todos los
estudios y test que encontré estaban desarrollados en términos
que para un fotógrafo de emociones son secundarios y que no eran otros que toda
la tecnología que incorporaba, el tipo de enfoque, los cristales que lleva, el
motor ultrasónico, los recubrimientos de las lentes y excesivos temas técnicos
que no llevan más que a comparar en términos numéricos a unos objetivos con
otros pero que poco aportan en el campo de batalla del día a día, tanto en el
estudio de fotografía como en las sesiones en exteriores con modelos, en las
bodas o en los distintos reportajes y situaciones que nos encontramos a diario.
Otras valoraciones se
hacían sólo con primeras impresiones de usuarios que lo habían adquirido pero
que no tenían ni la pericia ni la experiencias suficientes para valorar una
lente de estas características y hoy, tras más de un año de utilización casi a diario,
me considero en disposición de poder ofrecer una valoración comprometida con
uno de los mejores objetivos que se hayan puesto a disposición de los
fotógrafos profesionales.
¿Objetivo para Bodas?
Con este título quiero
llamar la atención sobre su utilización en las Bodas. No creo realmente que sea
el objetivo más adecuado para llevar a un reportaje de bodas, aunque
dependiendo del tipo de fotografía que realicemos nos vendrá bien utilizarlo o
no. Es decir, según si nuestra fotografía es un poco más posada, como la que de
maestros como Jerry Ghionis, Jim Garner o Bambi Cantrell o si tendemos más al
fotoperiodismo documentalista, como Sean Flannigan, Ed Peers o Jonas Peterson.
Y esto es clave porque
debido a la cantidad de cristales que contiene al motor ultrasónico le cuesta
un poco enfocar o más que enfocar, le cuesta mover tan pesados cristales y
llegar a tiempo al objeto de enfoque si este se encuentra continuamente en
movimiento y a distintas distancias focales... Me explicaré: Si el objeto a
fotografiar no cambia rápidamente de lugar, si tenemos controlada la toma, la
pose, la luz y todos los factores que influyen en la imagen final –una foto más posada- realmente esta
lentitud a la hora de mover los cristales prácticamente no nos va a molestar ni
impedirá realizar un buen trabajo, pero si por el contrario dependemos de los
cambios constantes de posición del sujeto y de la rapidez del disparo en
circunstancias cambiantes -una foto más espontánea-
no es nuestro objetivo, sobre todo si realizamos un trabajo documentalista de
bodas ya que debido a esa lentitud al mover las lentes muchas imágenes se nos
escaparán y nuestro ojo funcionará muchísimo más rápido que el motor USM. Claro
que si en la media está la virtud, quizás también me parezca demasiado
precipitado descartarlo por completo para una boda y más bien apuesto por una
mayor familiarización e intentar realizar con él un trabajo previo más a fondo
si lo vamos a utilizar para estos menesteres y quiero decir con eso que si bien
sabemos que el objetivo es lento, y lo sabemos, nada nos impide dentro de
nuestra experiencia, adelantarnos al momento del disparo e incluso predecir su
comportamiento y tenerlo a punto llegadas estas situaciones en las que sea necesaria
una determinada rapidez y fluidez de disparo.
Falta de nitidez
El asunto de la nitidez en fotografía actualmente está claro que es un factor a tener en cuenta y muchos compañeros se empeñan en justificar según qué equipos tengan y qué marca utilicen.
El asunto de la nitidez en fotografía actualmente está claro que es un factor a tener en cuenta y muchos compañeros se empeñan en justificar según qué equipos tengan y qué marca utilicen.
Después de años
fotografiando y utilizando la última tecnología a nuestra disposición, una cosa
está clarísima, aún no se ha inventado una máquina de fotos o un objetivo que
enfoque en las cuatro esquinas del sensor y a partir de aquí todo lo que se
escriba sobre el enfoque habrá de tenerse como mucho entrecomillado y no
tomarlo al pie de la letra, máxime cuando este mismo objetivo utilizado en la Canon
1DX o en la Canon MarkII o III tienen distinto comportamiento al enfoque, al
mismo sujeto e incluso, en función del tipo de ajustes que tengamos en cámara, este
mismo enfoque será más o menos selectivo o más o menos nítido.
Creo que es un factor que
no debe ser definitivo a la hora de la elección de un objetivo teniendo en
cuenta también que contamos con software que nos permite ajustar estos
parámetros. Con ello no quiero decir que el objetivo sobre el que escribo no
sea nítido, sino que con este título quiero llamar la atención sobre un aspecto
variable en función de la toma, la luz o el software o el hardware de soporte
que utilicemos. Me refiero a que en líneas generales el objetivo es francamente
nítido, pero también a veces se emborracha y no comprendemos a acertar porqué
se comportó así; es como un adolescente en plena ebullición, capaz de lo mejor
y lo peor, pero en la mayoría de los casos capaz de lo mejor.
Como ya he anotado en
distintas ocasiones en este artículo, sin duda, la experiencia en su
utilización es un factor determinante a la hora de sacar conclusiones sobre su
uso y es que después de más de un año con él, creo que aún me quedan muchas
cosas por descubrir de este objetivo.
En la red existen infinidad de test realizados y comparándolo constantemente con otras lentes como los
que nos encontramos en las páginas de Fred Miranda, en Canonistas….etc., pero
ciertamente a mí me resultaron faltos de experiencia profesional por cuanto
ahondan en sus características técnicas, en los grados de nitidez y cosas así e
incluso en comparaciones insulsas de imágenes tomadas con él en contraposición
con otras imágenes tomadas con otro objetivo que nunca me aportaron nada,
incluyendo conclusiones ambiguas y sin precisar datos sobre la verdadera experiencia
en su utilización.
Al final se convirtió en una
decisión visceral que salió bien y de la cual me siento más que agradecido.
Bokeh…. bo qué????
Conozco a muchos
compañeros fotógrafos que se pirran por esto del bokeh de los objetivos… si,
eso de ampliar una foto hasta el infinito y comprobar lo “redonditas” que
quedan las luces al fondo de la imagen en función del efecto que provocan las
aspas del diafragma de los objetivos. A eso, al parecer, lo llaman bokeh y de
este objetivo en concreto comentan que tiene “un bokeh muy cremoso”…. no se
pude ser más friki….
A mí me cuesta llamarlo
así y simplemente me refiero a esto como efecto 3D, algo parecido al que
provocan las cámaras de filmación en cine. Creo que esa sensación de
profundidad es la verdadera sensación que producen estas grandes aberturas que
llegan a f1.2 en las imágenes que tomamos con este objetivo.
Trabajar con él a f1.2 es
como trabajar con un purasangre sin domesticar. Muchas veces reacciona de forma
increíble y casi no puedes explicar verdaderamente con palabras el placer que
significa contemplar una fotografía tomada a esa abertura y, otras veces, es
una locura total, se desboca y cuesta domesticarlo pero es seguro que acabas
sometiéndolo, sólo es cuestión de tiempo.
Sí, ese efecto cine, el
efecto 3D o su bokeh son simplemente de lo mejor que conozco en fotografía. No
hay nada más que decir…
No es tan caro como parece
Todo esto del precio es
relativo claro, y más viendo como está el panorama nacional con la crisis y el
valor que tuvieron según que cosas que compramos hace algunos años y el valor
que actualmente tienen, pero está claro que en el tema de la tecnología todo
está muchísimo más globalizado que por ejemplo en la construcción y aunque la
economía aquí en España no es la misma que en EEUU, el objetivo cuesta
prácticamente lo mismo…. si, sí, ya se que las comparaciones son odiosas pero
es lo que tiene trabajar con tecnología globalizada.
Su coste aproximado de
2.000€ da para mucho que pensar. ¿Realmente vale lo que cuesta? ¿Se trata de
una buena inversión?..... simplemente mi respuesta a estas preguntas y a todas
las que se nos puedan ocurrir relacionadas con su precio es que sí. Realmente
vale lo que cuesta, aunque a primera vista no dé esa sensación y en función de
las primeras fotos que tomemos con él nos haga pensar que quizás debimos elegir
mejor.
Está claro que una marca
como Canon tiene un margen mínimo de error y bajo ningún concepto pueden
tenerse en cuenta las comparaciones que se suelen hacer con su hermano menor el
85mm f1.8…. que hasta pienso que no es ni primo siquiera.
Sabemos que una tecnología
de estas características hay que pagarla, está claro que su amortización no
será rápida, pero el placer que produce admirar imágenes tomadas con este
objetivo pronto nos hará olvidar lo que costó y hará que nos centremos en lo
que más nos gusta, hacer fotografías.
Conclusión
Si has llegado hasta aquí leyendo este artículo seguro que te interesa este objetivo y llevas algún
tiempo intentando encontrar una buena excusa para comprarlo.
Sí, de verdad… es costoso,
es lento, pesado, el parasol no viene bien terminado en su interior… claro
busquémosle todas las pegas que queramos, pero todo quedará en un segundo plano
cuando de verdad empecemos a sacarle provecho, cuando lo comprendamos y seamos
capaces de sacar todo el potencial que lleva dentro.
Conocí a compañeros que lo
tuvieron en venta y que en el último minuto la anularon, quizás porque creyeron
que dándole algún tiempo de más acabarían amándolo y no se equivocaron. Con el ritmo
que llevamos actualmente, sé que algunas veces, muchas veces, somos demasiado impacientes
y como los buenos jamones o los mejores vinos, hay cosas que necesitan su
tiempo para madurar y este objetivo es una de ellas.
Como comenté al inicio del
artículo, no recibo nada de ninguna marca comercial pero siempre me pareció
justo invertir un poco de tiempo en agradecer que haya gente que piense en las
necesidades reales de los fotógrafos profesionales que trabajamos en un estudio
realizando retratos o haciendo reportajes de bodas y pongan a nuestra
disposición este tipo de objetivos simplemente geniales y que no pretendían,
como otros productos, hacernos la vida más fácil, sino obligarnos verdaderamente
a ser más y mejores profesionales que nunca y saber entender el verdadero valor
del esfuerzo y la constancia por obtener los mejores resultados.
Sinceramente merece la
pena llevarlo en nuestra maleta.