Aunque
no pertenece al listado de cementerios singulares de Galicia, uno de los más
peculiares de la Comunidad
es el conocido como 'Cementerio del Fin del Mundo', situado en el ayuntamiento
coruñés de Fisterra.
Finalizado
en el año 2000, es obra del prestigioso Arquitecto César Portela y está formado
por 14 cubos de granito proyectados hacia el mar desde un acantilado, un diseño
que lo hizo quedar como finalista de los premios Philippe Rotthieer en 2002 y
Mies van der Rohe en 2003 y ser reconocido como una de las mejores obras
funerarias del mundo por Oxford.
Sin
embargo, y más allá de las numerosas visitas culturales y turísticas que
recibe, el cementerio no cuenta con buena acogida por parte de los vecinos de
la localidad, que prefieren enterrarse en un lugar más tradicional, por lo que
se encuentra todavía parcialmente vacío y en un estado casi de abandono en uno de los parajes más visitados y llamativos del litoral gallego.
“Cuando proyecté y construí el Cementerio de Fisterra, lo primero que quería era ofrecer a unos muertos el descanso que se merecen en un lugar sublime en el que la arquitectura fuera capaz de fundirse positivamente con la naturaleza, igual que lo han hecho en ese mismo lugar, desde siempre, la tierra, el mar y el cielo. Con esta obra también quería –igual que ocurre con una palmera solitaria que es capaz de dar respuesta a la grandiosidad del desierto, o la vela de un barco, por pequeña que sea, a la inmensidad del océano, o una ráfaga de perfume a la noche toda y convertirla en embrujo– dar respuesta a inquietudes culturales, antropológicas, espirituales y a toda la humanidad que, de manera insensata, camina hacia una sociedad globalizada, de pensamiento único que, so pretexto de superar el aislamiento y el atraso, arrasa la diversidad, la complejidad y la identidad que cada grupo o cada individuo poseemos, convirtiéndonos a todos los humanos, no en ciudadanos del mundo, sino en aldeanos globales, consumistas desaforados de un único mercado transnacional y condicionando, destruyendo los sentimientos, la filosofía, la ciencia y el arte, todo aquello que nos muestra lo rico, lo profundo y lo maravilloso que puede llegar a ser el hombre y la vida en general. Quería por último demostrar que cabe la esperanza, que al sistema siempre es posible darle respuesta, con cualquier obra y en cualquier lugar, aunque se trate, como en este caso, de un lugar tan distante como Fisterra y de una obra tan insignificante como es este cementerio.”
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